Despigmentación en micropigmentación

Con la llegada de los láseres Q-Switched, cuya duración de pulso es de nanosegundos (ns), y el futuro desarrollo de los picosegundos, la promesa de la eliminación de micropigmentaciones sin cicatrices es ya una realidad.

Sin embargo, en muy pocos casos está justificada la eliminación total de una micropigmentación no deseada mediante láser. Cuando un cliente está descontento con su micropigmentación, bien sea por su emplazamiento inadecuado o porque el color final no se corresponde con sus deseos, por lo general, lo más adecuado es combinar el tratamiento médico de eliminación mediante láser de aquellas secciones del diseño mal emplazadas, con el tratamiento de un especialista en micropigmentación (maquillaje permanente)  que corrija el color no deseado en las zonas donde el pigmento está dentro del futuro rediseño. Además, casi siempre será conveniente cubrir con técnicas de camuflaje sutiles mediante micropigmentación las “sombras” de pigmentos que quedan en muchos casos después del láser.

Resulta muy efectivo “rebajar” la carga o densidad de pigmento excesivas mediante algunas sesiones de tratamiento médico de láser, para después proceder a un tratamiento de corrección de color ejecutado por un especialista en micropigmentación.

Tras el tratamiento médico mediante láser, el pigmento es parcialmente eliminado por descamación. Una mayor proporción de las partículas de pigmento pueden fragmentarse, liberarse al espacio extracelular y ser eliminadas por vía linfática. En otras ocasiones, son fagocitadas de nuevo como partículas residuales, lo que implica una alteración de sus propiedades ópticas.

Sin embargo el tratamiento de corrección de color mediante micropigmentación neutraliza el color no deseado, implantando el color situado en el opuesto de la “estrella cromática” al que se quiere corregir, que se mezclará con el pigmento pre-existente, dando como resultante un tono que satisfaga los deseos del cliente. Utilizando las técnicas de camuflaje “cubrimos” las sombras residuales de una eliminación mediante láser.

Por lo tanto, para combatir una micropigmentación no deseada, lo ideal es la combinación de la eliminación mediante láser médico, con las ténicas de micropigmentación para corrección de color y camuflaje sutil.

LÁSER Q-SWITCHED

Para la eliminación de una micropigmentación no deseada pueden emplearse distintos láseres de tipo Q-Switched. Para la eliminación de pigmentos de color negro, verde y azul, lo mejor es emplear el láser Q-Switched de Alejandrita, mientras que para la eliminación del pigmento rojo y rosa morado el empleo del láser Q-Switched de KTP proporciona el mejor resultado.

El láser Q-Switched Nd:YAG resulta muy ventajoso en el tratamiento de clientes de piel más oscura, ya que ha demostrado ser más seguro en este tipo de pieles, así como en el caso de la micropigmentación del eyeliner, donde se ha de tener cuidado de no dañar las pestañas. Asimismo, es más eficaz en las micropigmentaciones de mayor profundidad y con mayor densidad.

Una característica de este láser es que se le puede añadir un cristal capaz de doblar la frecuencia, lo que permite emplear una longitud de onda de 532 nm para tratar los pigmentos rojos de forma efectiva. En este caso, el láser pasa a denominarse Q-Swiched de KTP. Se han referenciado aclaramientos de pigmentos rojos superiores al 75% tras tres sesiones de tratamiento, respondiendo los naranjas y algunos rosas-morados casi igual de bien. Sin embargo, los pigmentos amarillos responden mal, posiblemente debido al marcado descenso de su absorción entre los 510 y 520 nm.

El láser de Alejandrita posee una longitud de onda de 755 nm y resulta efectivo y seguro para eliminar pigmentos azules, negros y verdes.

PROFUNDIDAD

Cuanto más superficial es la micropigmentación o el tatuaje, menos sesiones se precisan para eliminar el pigmento. Cuando el pigmento se encuentra a una profundidad inferior a los 0,92 mm, con siete tratamientos se lograba un aclaramiento del 87,5%, mientras que el pigmento que se encuentra a profundidades superiores a los 1,78 mm precisa unos nueve tratamientos para lograr un aclareamiento del 81,3%. Además, las micropigmentaciones y tatuajes de menor tamaño y volumen desaparecen con menos tratamientos.

COMPOSICIÓN QUÍMICA Y COLOR DEL PIGMENTO A ELIMINAR

Se sabe, por la práctica, que los pigmentos inorgánicos son mucho más difíciles de eliminar mediante láser que los orgánicos, por lo que resulta muy conveniente conocer la fórmula química de los pigmentos que se desean eliminar.

Por otro lado, es más fácil predecir el comportamiento del láser en colores directos y generadores que en los colores bigenerados, trigenerados o tetragenerados que, por otro lado, suelen ser lo más habituales en micropigmentación de cejas y labios.

El tratamiento de la eliminacióin de micropigmentaciones debe abordarse con precaución, dado el posible oscurecimiento provocado por la interacción del láser con los pigmentos que contienen óxido de hierro y dióxido de titanio. Los marrones de cejas suelen tener un alto contenido en óxidos de hierro, mientras que los colores rosas mate claros de labios suelen tener un alto contenido en dióxido de titanio.

Especialmente llamativa resulta la conversión en gris oscuro tras la primera sesión de láser de los colores beige o rosas mate pálidos que tienen un alto contenido en dióxido de titanio utilizados en labios. Resultan muy desagradables para el cliente los resultados obtenidos al disparar el láser sobre secciones de cejas con una alta densidad de pigmento oscuro (óxido de hierro) que, con el ánimo de tapar el error causado, han sido inconvenientemente cubiertas con una gran densidad de tonos beige o blanco con alto contenido en dióxido de titanio, ya que tras el primer tratamiento de láser obtendremos un color casi negro.

Se han descrito tratamientos realizados sobre pigmentos verdes y azules que han tornado a un color negro al ser irradiados con el láser Q-Switched de Alejandrita.

El mecanismo químico que justifica el oscurecimiento de la tinta es aún desconocido. Se postula que probablemente implique la conversión del óxido férrico (Fe2O3) al óxido ferroso (FeO) mediante la reducción del óxido férrico, por encima de los 1400°C. La capacidad de estos óxidos de hierro para alterar su composición sin sufrir cambio estructural alguno justifica su fácil interconvertibilidad.

Por lo general, se logra eliminar el pigmento oscurecido realizando tratamientos sucesivos con el láser.

PÁRPADOS

Contrariamente a lo que se piensa, la eliminacióin de micropigmentación no deseada en párpados es más eficaz que en labios o cejas. Si la composición química del pigmento negro utilizado es mayoritariamente orgánica (Carbon Black), la eliminación será realizada en pocas sesiones. Si el pigmento implantado es inorgánico (óxido de hierro), será necesario un mayor número de tratamientos. Pero la realidad es que siempre, después de cada tratamiento, los resultados satisfacen al cliente, no siendo así en el caso de los labios y cejas, donde la mayoría de las veces existe un oscurecimiento tras las primeras sesiones.

El examen microscópico del tejido del párpado previamente micropigmentado muestra gránulos de pigmento, que se extienden a una profundidad de 1,5 mm en la dermis y en el tejido conectivo de las fibras del músculo orbicular.

Prácticamente todo el pigmento implantado se encuentra dentro del citoplasma de los macrófagos, que permanecen en el lugar de la inyección. La “migración severa” de pigmento en el párpado es una complicación especialmente perjudicial desde el punto de vista estético, que es debida fundamentalmente a la utilización de técnicas de tatuaje en el párpado que se aplican a tal profundidad que penetra en la fascia fibrosa del párpado, y se extiende por todo el plano de dicho tejido, provocando una pigmentación con forma de abanico en todo el párpado. Afortunadamente, todos los láseres Q-Switched pueden tratar este trastorno con efectividad.

INTERVALOS DE TRATAMIENTOS Y NÚMERO DE SESIONES MEDIENTE LÁSER

Los intervalos de tratamiento más amplios (de 2 a 3 meses) permiten la recuperación de la melanina y la normalización de cualquier alteración transitoria en la textura de la piel, por lo que pueden resultar beneficiosos para evitar reacciones tisulares indeseadas.

Las fluencias más elevadas y los pulsos más cortos parecen eliminar el pigmento más rápidamente, aunque aumentan el riesgo de inducir por onda de choque una reacción excesiva en los tejidos. Por consiguiente, se ha de llegar a un equilibrio en el uso de estos parámetros para lograr eliminar el pigmento sin provocar cicatrices ni hipopigmentaciones. Por lo tanto, actualmente se recomienda tratar en intervalos de 6 a 8 semanas, a menos que se precise un periodo más largo para la recuperación de los tejidos.

Resulta difícil predecir la cantidad de sesiones de tratamiento necesarias para eliminar una micropigmantación o un tatuaje. Con frecuencia, la sesión inicial de tratamiento produce una respuesta más notable que las sesiones posteriores. A menudo, se pueden advertir zonas muy definidas de eliminación del pigmento que se corresponden con los impactos del láser.


Otros clientes responden muy mal a las primeras sesiones de tratamiento, a pesar de que las biopsias revelan la fragmentación de los gránulos del pigmento. La explicación de estas diferencias en las respuestas entre clientes se debe probablemente a las diferencias en la eficiencia de los macrófagos a la hora de retirar los restos de pigmento fragmentado, así como a la densidad y cantidad de pigmento presente. La velocidad de respuesta de los macrófagos y la cantidad máxima de pigmento eliminado por sesión varían no sólo entre clientes, sinó también entre sesiones en un mismo cliente.